Volveré a dejarte - Capítulo 2

9.12.15



21 de marzo de 2016. Salamanca.

Ya llevaba una semana en Salamanca, en la casa donde había sido criado. Dan estaba acostado en su cama con la puerta cerrada para que nadie pudiera molestarlo. Sus manos tapaban su visión mientras sus pensamientos volaban por su mente, libres como el viento. Aún no comprendía el motivo por el que había dejado a su verdadero amor. Aún no alcanzaba a entender por qué había tomado esa estúpida decisión.

―Me he comportado como un crío. Parece mentira que con treinta años aún siga cometiendo estupideces ―se dijo a sí mismo en voz alta.

Apartó las manos de sus ojos y observó el techo con nostalgia. Aún seguían siendo pareja de hecho, lo que significaba que tendría que viajar pronto a Sevilla para aclarar la situación. Lo que no sabía Dan era si quería dejarlo definitivamente con ella. Bufó al darse cuenta que no estaba seguro de haber obrado bien. ¿Y si cuando se arrepintiera, y se lo diera a entender a María, ya era demasiado tarde?
Cabía esa posibilidad como cualquier otra.

De lo que sí estaba seguro era de que no podría mirarla a la cara cuando volviera. Odiaba reconocer que la había lastimado, pero era una realidad tan cruel como su existencia. ¿Qué pensaría de él ahora que se encontraba sola y a merced de sus sentimientos? «Joder, no debí dejarla abandonada a su suerte». Se incorporó de repente ante ese pensamiento, pero segundos después volvió a tumbarse. Ya no podía hacer nada por ella, no con la distancia que los separaba.

―¡Dan! ―Su hermana Rocío le llamó desde las escaleras.

Ya estaba lista la cena.

Dan se incorporó de nuevo y se dirigió hacia la puerta de la habitación. Se dio cuenta de que con su actitud estaba dando a entender que no era más que un crío con cuerpo de hombre. ¿Qué pensarían sus hermanos menores?

Bajó las escaleras y encontró a su hermana menor frente a él con una sonrisa. Daniel tuvo la tentación de mostrar una mueca, pero se contuvo e intentó sonreír también. No lo consiguió.

―Mamá ha hecho lo que te gusta: macarrones a la carbonara.

Sin embargo, aquella noticia no le entusiasmó como debería. Desde su llegada, nada había sido como antes. Su mente estaba perdida en algún lugar lejano a aquella casa y su corazón demasiado demostrado como para poder demostrar cualquier sentimiento.

―Oh, ya, hermano. ¡Deja de poner esa cara de amargado y ponte a comer! ―Santiago estaba aburrido de las malas caras de Daniel, y estaba harto de que su familia evitara hablar del tema― Por lo que me has contado, fuiste el culpable de tu situación así que deja de hacerte la víctima. No podemos estar pendientes de ti todo el tiempo. ¡Que ya tienes treinta años, coño!

Dan abrió los ojos y pareció despertar de la ensoñación en la que vivía desde que se marchó de Sevilla. No dijo nada, pues su hermano tenía toda la razón. Parecía un bebé del que tuvieran que estar pendientes, cuando debería ser al revés. Él era el mayor de los tres y su madre, aun con lo mayor que era y lo enferma que estaba, seguía en pie. Incluso cuando su padre murió hacía unos años.

Se sentía como un estúpido.

―Lo siento, Santi ―se disculpó―. Soy un egoísta, lo reconozco.

―Es solo que estás dolido aún por lo que pasó ―dijo Rocío―. Nadie te culpa. ¿Verdad, Santi?

El aludido miró hacia otro lado y luego volvió a mirar su comida, sin prestar atención a las palabras de su hermana pequeña.

―Déjale ―La chica dirigió su mirada hacia Dan, que se encontraba sentado a su lado―. Aún no entiende por lo que estás pasando. Ya verás que cuando se enamore por primera vez...

―No, si tiene razón. He sido un completo egoísta. Mamá ―Y dirigió su mirada hacia Dolores― seguramente aún no haya superado la muerte de papá. Tú ―Volvió a clavar sus ojos en los de Rocío― estarás demasiado preocupada por ella y él... Seguro que también. ¡No soy tonto! Y no debería estar aquí molestando. Debería haberme ido a mi piso, así os dejaba tranquilos.

Entonces se levantó de la mesa sin probar bocado de los macarrones y subió las escaleras hasta su habitación. Rocío iba a seguir a su hermano, pero Dolores la detuvo.

―Ahora necesita estar solo ―Fue lo único que dijo.

***

24 de marzo de 2016. Salamanca.

Habían pasado ya unos días desde que se estableció en el piso al que debió acudir en primer lugar. Se sentía culpable de la pena de su familia, pues deberían estar apoyándose los unos a los otros por la pérdida que aún no habían superado. Ni siquiera él, aunque le pesaba más la ausencia de María. Una ausencia que él mismo había provocado e iniciado.

Ya nada parecía tener sentido. Nada en su triste vida había que pudiera calmarlo o reducir un poco aquel estado en el que estaba sumido.

Había dejado su trabajo en la editorial por miedo a tener que ver todos los días a su pareja. Había huido de la forma más cobarde y ahora no tenía nada mejor que hacer. Nada, salvo sentirse estúpido e indefenso en aquella casa que no sentía como suya. La soledad le invadió por completo y produjo el mismo impacto que un cubo de agua fría recién despierto. Su corazón se encogió y sintió un vacío en su interior que no fue capaz de calmar con nada. Ni siquiera con las pocas pastillas que había conseguido llevarse del piso que había compartido con Maroc.

Todo era demasiado complicado como para poder lidiar con ello sin que sus heridas volvieran a abrirse. Y no había nada que él pudiera hacer para sentirse más arropado, más acompañado y mucho más querido. La estancia con su familia no había sido de las mejores desde que volvió debido a su propio egoísmo.

Su estúpido egoísmo.

«Debí pensarlo antes de proponer esta gilipollez» pensó, mostrando una mueca que su reflejo en el espejo devolvió. 

Próximamente... CAPÍTULO 3

También podrían gustarte...

8 opiniones

  1. Hola de nuevo.

    No sé como, me equivoqué y empecé por el capítulo dos. Y luego creo que no se envió el comentario XD

    Me pareció raro que él tampoco sepa la razón con claridad.
    Me gusta que ella pasa de estar sola a rodearse de seres queridos, en contraste con él, que hace lo opuesto. Ya veremos si eso es relevante.

    Nos leemos :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal y como dije en la nota inicial del capítulo 1 (si no me equivoco), estamos ante dos versiones y hasta el momento no podemos saber cuál de las dos es verdadera. O si alguno esconde algo.

      Dan tampoco debería permanecer solo, pero su situación familiar, digamos, no le deja más remedio.

      Me alegra que te esté gustando esta historia ^^

      Saludos.

      Eliminar
  2. ¡Hola! ¿Cómo estás? Me gusta el rumbo que va tomando la historia, aunque he quedado más picada que con el capítulo anterior, especialmente, con ése pensamiento final de Dan.

    Muy bueno, estaré atenta a la continuación.

    Bye!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola! Bastante bien leyendo vuestros preciosos comentarios *-*

      Me alegra mucho que te esté gustando Volveré a dejarte, y que te hayas quedado picada con la reflexión final. Suele suceder que no es hasta que nos hallamos perdidos que echamos de menos la calidez del horar ¿no es así? Seguro que acaba escarmentando ;)

      Muchas gracias <3

      Saludos.

      Eliminar
  3. comportamiento tipico de los hombres, liarla parda, desaparecer y cuando la chica esta bien, tachan reaparecer como arte de magia e intentar que todo vuelva a lo de antes.
    Ojala cada vez menos mujeres toleren esos comportamientos de los tios.
    Animo, te esta quedando genial la historia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí... Las cosas entre ellos se complicarán bastante a partir de cierto capítulo. Gracias por estar aquí de nuevo ^^

      Eliminar
  4. Ay quiero saber todo el misterio que esconde esta historia, de que pasara con ambos personajes! Me sigue gustando mucho la historia :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra mucho saberlo, guapa. ¡Muchas gracias! *-*

      Eliminar

Ficción Romántica te informa de que tus datos personales recogidos en este formulario serán tratados únicamente para poder mostrar el comentario que envíes y solo estarán almacenados en Blogger (Google) para ese fin. Si quieres leer su política de privacidad, haz clic en el anterior enlace. Si no introduces los datos que aparecen en el formulario es posible que no puedas comentar en el blog. En cualquier momento podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y supresión de tus datos en ficcionromantica@gmail.com, así como el de presentar una reclamación ante una autoridad de control. Puedes consultar la información detallada en la política de privacidad del blog.


¡Atención! El spam no está permitido bajo ningún concepto. Si vienes de la iniciativa 'Seamos seguidores', recuerda que tienes una entrada bien bonita donde puedes anunciar que me sigues. Por cierto, solo con comentar en cualquiera de las entradas (recuerda hacerlo de manera coherente según sus contenidos) te aseguras de que yo me pase por tu blog, si puedo, para devolverte la visita. Recuerda que si no lo haces, no tengo forma de saber si me lees.