Era
una sala enorme con una alfombra roja que iba desde la puerta en la
que nos encontrábamos hasta los tres tronos que se encontraban al
final, ante un tapiz rojo que parecía hecho a mano. No estaba muy
segura, pues me encontraba aún bastante lejos como para poder
asegurarlo. Las paredes estaban decoradas con otros tapices más
pequeños y, tal como ocurría con los pasillos, las armaduras
estaban distribuidas con un espacio de un metro entre ellas. No había
nadie, salvo tres personas sentadas en los tronos. Los tres reyes.
—Pasad,
no os quedéis en la puerta —dijo el de tez más oscura,
levantándose del trono y acercándose hasta las pequeñas escaleras
que había ante ellos.
Nise
y yo comenzamos a andar, acercándonos poco a poco a ellos. Aún no
podía creer que estuviera en aquel sitio ni ante ellos. ¿Y si todo
era un sueño? «Tal vez ya me
hubiera despertado».
—Bienvenida,
Davina. Me alegra que hayas decidido venir con Bobbeley. No sé qué
sería de nosotros si hubieras denegado su invitación...
—Su
Majestad Melchor, aún no ha tomado una decisión definitiva
—respondió Nise.
Aunque
en realidad no se llamaba Nise, sino Bobbeley. «Pues
me gusta más Nise». Contuve la risa ante tal pensamiento.
—¿Es
eso cierto, Davina? —preguntó Gaspar, levantándose de su
trono y acercándose a Baltasar.
—Sí
—respondí—. No estoy segura de ser la persona que buscan para
salvar al mundo. Solo soy una chica que vive unos momentos
difíciles...
—Lo
sabemos —respondió Baltasar acercándose a mí con cautela—, por
eso fuiste elegida por el Oráculo de este mundo. Aunque parezca
increíble, las personas atormentadas tienen mucho más que dar que
aquellas que no tienen nada que temer, que no tienen nada que
arriesgar salvo algo superficial. A lo largo de nuestra vida hemos
visto muchos casos de niños que pedían regalos imposibles,
caprichosos y sin ningún fundamento. Te hemos estado observando
desde que naciste y creemos firmemente que el Oráculo no se ha
equivocado contigo.
Posó
sus manos sobre mis hombros y sonrió. Yo solo tragué saliva,
pensando que tal vez tuvieran razón.
—Sabemos
que tienes preguntas que hacer —agregó Baltasar—. Sin embargo,
tendrás que elegir las tres más importantes para ti antes de que
puedas ir a ver al Oráculo. Y también tendrás que pensar bien en
quién quieres que te responda cada una de ellas, pues solo podemos
atender a una cuestión cada uno.
Miré
a Nise preocupada, pues aquella era una responsabilidad muy grande.
Él solo me sonrió dulcemente.
—Dejadme
pensar... —Durante unos segundos busqué en mi mente las preguntas
que tuvieran una respuesta urgente. Estaba segura de que el Oráculo
podría responder a la más importante, pero tampoco me gustaría
quedarme con la intriga— Bien, lo primero que quisiera saber es:
¿Cuántos mundos o reinos comprende esta dimensión —Asomé la
cabeza para poder ver a Melchor bien. Baltasar seguía ante mí—,
Melchor?
Me
sentía un poco estúpida.
—Estoy
seguro de que ya intuyes la respuesta, pero este reino no es el único
que podrás encontrar. Aunque sí es el más importante. El Oráculo
vive en el reino polar. También está el misterioso, donde habitan
los ladrones, los detectives, los policías y una de las mafias más
poderosas de esta dimensión. También encontrarás el reino de los
piratas, el de las criaturas fantásticas y el del terror.
Mis
labios se abrieron en forma de “o” pequeña. Esperé unos
segundos hasta que supe que no volvería a decir algo más para
formular la siguiente pregunta.
—Gaspar,
¿crees realmente que sea capaz de superar esta misión?
Él
pareció pensarlo unos segundos antes de esbozar una sonrisa y
responderme. Tuve que mantener mi mirada alta para poder ver su
rostro mientras lo hacía.
—Claro
que sí. Sé que eres más fuerte de lo que piensas.
—¿Por
qué yo, Baltasar? —Dirigí mi mirada hacia sus ojos.
Curiosamente
eran azules . No tenía ningún sentido.
—Verás,
mi niña. No hay persona más apta para esta misión que tú, y
podrás descubrirlo en el transcurso de tu misión. Solo si tú
decides seguir adelante con esto. Cuando sepas qué hacer con total
seguridad, díselo a Bobbeley y él te acompañará hasta el reino
polar.
—Gracias
—dije, con la seguridad de que aquellas palabras decían más de lo
que yo creía.
Y
aunque pensaba en la posibilidad de tomar una decisión tras ver todo
lo que me aguardaba en aquel reino, sabía que mi corazón ya había
tomado una decisión.
—Con
su permiso —Nise volvió a hablar—, la llevaré a ver todo el
reino. Mañana os aseguro que tendrá una respuesta.
Los
tres reyes asintieron y él extendió la mano hasta alcanzar la mía
para guiarme hasta la salida. Me despedí de los reyes antes de que
se cerraran las puertas y Nise y yo nos volvimos a quedar a solas en
el pasillo.
—No
sabía que tenías un nombre tan complicado de pronunciar y te llamé,
para mí misma, Nise. Y creo que te llamaré así siempre, porque
Bobbily... o como sea, no me termina de convencer.
Ambos
nos reímos y Nise asintió ante mi comentario.
—Puedes
llamarme como quieras, soy capaz de aceptar cualquier nombre que me
asignen —calló durante un rato y después añadió—. Creo que me
gusta más Nise.
Sonreí
y él emprendió la marcha con otra sonrisa.
—Dime
una cosa, Nise. Si acepto llevar a cabo esta misión ¿tú me
acompañarás?
Detuvo
sus pasos y me miró intensamente.
—Si
quieres, te acompañaré hasta el fin del mundo.
Fue
una respuesta tan directa y tan llena de emociones que me estremecí.
—Algo
me dice que aceptarás —afirmó Nise—, y aunque no me hubieras
hecho esa pregunta lo hubiera pensado. Lo veo en tus ojos.
Parecía
conocerme mucho mejor que yo para el poco tiempo que nos conocíamos.
Aquel pequeño ser tenía respuestas sabias para todo, aunque no
conociera las de algunas preguntas concretas.
—Vamos,
voy a enseñarte mi hogar.
Me
pareció ver una chispa de emoción en sus ojos antes de que volviera
su rostro hacia delante y me guiara hasta la salida del castillo.
2 opiniones
Que gusto que Davina empiece a creer en sí misma, y que tenga alguien para ayudarla a cumplir la misión.
ResponderEliminarSí, la misión es solo suya, pero no es más que una adolescente, ella sola no podría con toda la presión.
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