Sucumbir a lo prohibido | Primer capítulo

28.2.20


Para celebrar el Día de Andalucía pensé en varias opciones, pero al final tomé la decisión de compartir el primer capítulo de Sucumbir a lo prohibido antes de su estreno oficial mañana en Wattpad e Inkspired (en el primero ya está publicada la sinopsis; en Inkspired lo publicaré el mismo día que el primer capítulo). Por si no me sigues en las redes sociales y no sabes de qué hablo, te dejo por aquí la sinopsis para que decidas si quieres seguir leyendo la entrada, si te interesa la novela o si prefieres dejarlo pasar. ¡Espero que te guste!


Sinopsis

Aunque son primos, no se ven desde que ambos eran más pequeños. Ahora, con sus padres separados, Valeria vuelve a ver a Manuel y sus continuas visitas provocan que se acerquen cada vez más a lo prohibido.
Cuando la situación se vuelve insostenible para ambos, un secreto sale a la luz. Un secreto que acabará con la poca estabilidad familiar que queda.

_____________________________


Capítulo 1


Valeria recordaba a Manuel como un chico de pocas palabras. Ella también lo había sido de pequeña, y en cierta forma seguía siéndolo; no le gustaba hablar por hablar. En el trayecto hacia su pueblo natal se preguntó si su primo seguiría siendo igual o si habría cambiado con el paso del tiempo. Reconoció para sí misma que los nervios la estaban consumiendo, no solo porque volvería a ver a alguien que había sido importante en su infancia, también porque era la primera vez que visitaba a sus tíos desde que sus padres se separaron. Una de las cosas que se preguntaba era si reaccionarían bien al verla o si la mirarían de forma que la hicieran sentir incómoda. ¿Cómo la miraría Manuel? ¿Lo sabría?

―Ya estamos llegando. ―La chica contuvo el aliento durante unos segundos y luego expulsó el aire de repente. Su padre se dio cuenta de que algo no iba bien al oír ese suspiro―. ¿Qué te pasa?

Valeria giró la cabeza hacia la ventanilla del coche para observar el paisaje.

―Tengo miedo de cómo reaccionen ―respondió ella sin apartar su mirada del cristal.

Al principio, él no sabía a qué se refería, pero después recordó todo lo sucedido en los últimos meses, el caos familiar que había provocado la separación y el dolor que había experimentado su hija Valeria.

―No te preocupes, ellos no van a reprocharte nada a ti, si es lo que te preocupa. Tú no tienes la culpa de lo que ha pasado, así que piensa en que te tratarán como siempre. Al único al que podrían decir algo es a mí, ya lo tengo asumido.

Paco miró de soslayo a su hija, que seguía con la mirada perdida en el paisaje que estaban atravesando. Ella, por su parte, pensó en las palabras de su padre y llegó a la conclusión de que tal vez tuviera razón. Solo le quedaba esperar…

···

Reconoció los edificios que se dibujaban en el horizonte y en los carteles de la carretera ya hacía tiempo que se anunciaba el pueblo. Por primera vez en todo el trayecto recordó todo lo que dejaba atrás, pero no se lamentó por ello. Había renunciado a un trabajo que ya no le llenaba y no permanecería para siempre en el pueblo, por lo que podría ver a sus amigos cada vez que fuera a visitar a su madre o cuando le apeteciera cambiar de aires. Si se detenía a pensarlo claro que estaba perdiendo cosas, pero le quedaba mucho por vivir en su nuevo hogar y eso la reconfortaba.

El coche se detuvo frente a la puerta de sus tíos. Valeria miró a su padre y él le devolvió la mirada antes de decir:

―Ve llamando mientras yo aparco. No tardaré mucho.

La chica se quitó el cinturón de seguridad y abrió la puerta. Se despidió y la cerró de nuevo antes de darse la vuelta hacia la casa. En pocos pasos llegó y llamó al timbre. Tuvo que esperar unos segundos mientras su padre volvía a ponerse en marcha con el coche. Mientras esperaba, giró la cabeza hacia la derecha y observó la calle vacía. Un gato apareció de pronto a lo lejos y le observó con atención, pendiente de sus movimientos. Al menos hasta que oyó que la puerta se abría y volvió a voltear la cabeza. Lo primero que vio fue un bello rostro masculino de ojos oscuros y pelo revuelto. Sus labios se abrieron para formular una pregunta que a Valeria le costó asimilar.

―¿Eres tú? ―Al ver que ella no reaccionaba, lo intentó de nuevo―: ¿Eres Valeria?

La chica se recompuso y respondió con un movimiento afirmativo de cabeza.

―Mi padre ha ido a aparcar, no había sitio por aquí.

―Entra, así le esperas dentro ―propuso Manuel.

Su primo se hizo a un lado para dejarla pasar. Cuando lo hizo, caminó por delante como si conociera muy bien esa casa. En cierta forma sí, ya que apenas había cambiado, pero Valeria se sentía extraña. Oyó el sonido de la puerta al cerrarse y se giró. Volvió a encontrarse con esos ojos oscuros que, con la poca iluminación de la entrada, le parecieron hasta misteriosos. Siguió avanzando por el estrecho pasillo hasta que escuchó las voces de sus tíos cerca. Al llegar al salón, se detuvo y observó el interior con una sonrisa.

―Valeria, qué tal. Os estábamos esperando, ¿dónde está Paco?

La chica miró a su tía con cierto entusiasmo tras descubrir que sus miedos no tenían fundamento. Se acercó para darle dos besos a ella y a su tío antes de responder:

―Ahora viene, está aparcando el coche.

―Siéntate mientras llega ―le dijo su tía antes de esbozar una gran sonrisa.

Valeria fue hasta el sofá y se sentó sin dejar de mirar a todos lados. Hacía muchos años que no visitaba esa casa, desde que se fueron a vivir a la ciudad, y parecía que nada había cambiado. Salvo la televisión, el teléfono inalámbrico y otros aparatos que no recordaba que estuvieran ahí. Durante unos minutos hablaron sobre el paso del tiempo y las posibles novedades de la chica. Las típicas preguntas de los familiares: que si tenía novio, que qué había estudiado, que si había conseguido trabajo y todas esas cosas que eran rutina para ella con la familia de su madre. A partir de ese momento, esperaba, también lo sería con ellos.

―Os voy a dar mi nuevo número de móvil por si necesitáis algo ―dijo Valeria cuando todos se quedaron en silencio unos segundos.

―Oh, no, no. Eso es algo que nosotros deberíamos decirte a ti, mi niña ―objetó la tía―. Manuel, por favor, dale tu número por si necesitan algo en algún momento. Quizá Paco ya lo guardara en su momento, pero también es bueno que tu prima lo tenga.

―Está bien ―dijo Manuel antes de dirigir su mirada hacia Valeria.

La chica sacó el móvil de su bolso, lo desbloqueó y entró en los contactos dispuesta a apuntar su número. Sin embargo, él extendió la mano con la intención de que se lo dejara. Sin pensarlo dos veces, se lo cedió y esperó a que terminara de escribirlo. Cuando volvió a tener el móvil consigo, abrió la aplicación de mensajería para mandarle un emoticono de saludo.

―Ahora guarda el mío, por si acaso también.

Sonó el timbre y el padre de su primo, José, fue a abrir la puerta. En pocos segundos, Paco ya estaba en el salón. Saludó a todos, salvo a su hija, y se sentó al lado de Manuel en el sofá.

Durante horas se pusieron al día, pero sin tocar el tema de la separación. Valeria sospechaba que ya sabían todo, pero no pronunciaban palabra delante de ella por algún motivo. No por nada su tía Fuensanta le había dicho a su hijo que le diera su número. ¿Habría sido cosa de su padre, que no quería verla mal de nuevo?

―Ven, voy a enseñarte algo ―le dijo Manuel en voz baja, aprovechando que los más mayores hablaban entre ellos.

Valeria asintió y se levantó a la vez que él.

―Mamá, voy a enseñarle a Valeria mi estudio.

―Id tranquilos, cuando Valeria se tenga que ir os avisaré.

Los dos primos salieron del salón y se dirigieron hacia el patio. Había una pequeña piscina y, cerca del límite de los terrenos de su casa una especie de caseta con el tamaño justo para parecer un estudio. Tenía unas cuantas ventanas, aunque ninguna de ellas se veía por la pared que se veía desde la casa. Manuel sacó una llave de su bolsillo y la encajó en la cerradura antes de abrir la puerta de madera. Entró y esperó a que ella también lo hiciera antes de hablar.

―Bienvenida a mi refugio.

Valeria no dijo nada, se limitó a contemplar todo lo que la rodeaba. Había tres zonas diferenciadas: el estudio como tal, que constaba de un gran escritorio, con ordenador y varios archivadores; un sofá y una televisión donde descansaba o disfrutaba de algún videojuego o película; y una pequeña cocina donde solía prepararse las cenas. Le sorprendió ver que la buena distribución que había hecho.

―Aquí es donde paso la mayor parte del tiempo ―añadió al ver que ella no decía nada aún―. Si quieres, cada vez que vengas, podrás acercarte y dar tres toques a la puerta, así sabré que eres tú. Mis padres no suelen acercarse demasiado porque prefieren darme cierta intimidad, sobre todo si saben que estoy trabajando.

―Gracias, lo tendré en cuenta. ―Sonrió.

···

Llegaron a casa justo a tiempo para comer. Su padre había ido una semana antes a arreglar todo, con la ayuda de su hermano y su cuñada, para el momento en el que él y su hija volvieran al pueblo. La casa estaba tal y como la recordaba, salvo por algunos electrodomésticos nuevos y una televisión parecida a la que habían tenido en su otra casa, en la que vivía su madre. Además, su habitación había sido pintada y remodelada, ya que la última vez que durmió en ella aún era una niña.

―¿Qué te parece? He tenido poco tiempo para prepararlo todo, pero nos centramos en lo más importante y en las próximas semanas terminaremos de arreglar la casa. ¿Nos ayudarás?

―Claro, papá. ―Sonrió―. Estoy deseando empezar.

―Ahora lo que tienes que hacer es descansar, ha sido un viaje muy largo y un día lleno de emociones.

Paco dio un beso en la frente a su hija y ella, con una sonrisa, se dirigió hacia su habitación. Antes de abrir la maleta, que había sido depositada allí con anterioridad, se percató de que había un papel sobre su cama. No había reparado en él hasta ese instante. Lo cogió y descubrió que era una pequeña nota de su padre.


Ojalá que esta vuelta a nuestras raíces te traiga muchas alegrías y experiencias nuevas que vivir. Recuerda siempre que tu familia te quiere, pase lo que pase.


Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras contemplaba la hoja de papel y releía, una y otra vez, las líneas escritas con bolígrafo negro.

_____________________________

¿Qué te ha parecido? Recuerda que si quieres seguir leyendo, a partir de la semana que viene, y siempre que tenga esa posibilidad, habrá capítulos lunes y viernes en Wattpad e Inkspired.

Si además te gustaría que hablara sobre qué me motivó a escribir esta historia y todas las curiosidades relacionadas con ella, no olvides mencionarlo en los comentarios para poder tenerlo en cuenta.

¡Hasta la próxima entrada!


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