¡Ha llegado la Antología Celestial! (Y un poco de storytime)
21.2.20El año pasado uno de mis propósitos era participar en una antología. No sabía cómo iba a hacerlo ni cómo me enteraría de la existencia de alguna convocatoria, pero ahí estaba la intención. Y gracias a que volví a publicar en Twitter durante el verano pasado me enteré de la existencia de algunas que me interesaron. A la primera no llegué a tiempo porque no supe ni cómo plantearlo... Pero a la segunda no pude evitar apuntarme y dar lo mejor de mí. ¿Cómo no hacerlo si era sobre las canciones de una de mis bandas favoritas de la adolescencia (RBD)? Fue así como pensé bien qué canción elegir ya que tenía que llegarme e inspirarme lo suficiente. Al final me decanté por Enséñame y creo que fue la mejor decisión que tomé. Digo esto porque, aunque al principio no me llegaba una idea clara sobre lo que escribir, una noche cualquiera (dentro del plazo, claro) me vino la primera línea a la cabeza. La intervención de uno de los personajes.
―Quiero aprender. Enséñame.
Maravilloso; eso fue lo que pensé en cuanto llegó a mi cabeza. Con miedo a perder esa gran fuente de inspiración al despertarme, decidí apuntarlo en mi aplicación de notas del móvil. Al día siguiente la abrí y me puse a escribir en un documento de Word. Las palabras fluyeron solas y en dos o tres días ya tenía el relato escrito (y con el pensamiento de ampliar la historia porque me había dejado muchas cosas en el tintero que quería "retomar").
Una cosa muy curiosa que me sucedió antes de empezar a escribir fue elegir los nombres y sus roles dentro de la historia. Hasta el último momento no tenía claro si quería que fuera "lo de siempre" o si quería escribir algo nuevo (para mí). Al final tuve claro que lo segundo me llamaba más... ¡No sabes cuánto! Más guardaespaldas mujeres que protejan a hombres, por favor. A continuación dejo un pequeño fragmento por si es de tu interés:
Ya que él se lo había pedido, no se daba el lujo de divertirse ni de tomárselo a broma. Mantenerlo con vida era lo más importante para ella. Era su razón de vivir. Si Onay moría, ella perdería el poco honor que le quedaba.
Bajó el arma y permaneció en el sitio para poder ayudarle mejor con sus reflejos. En las distancias cortas, él se defendía bastante bien, por lo que Alessandra llegó a la conclusión de que lo suyo era el combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, antes de decirle nada quería probar si era capaz de mejorar su defensa cuando el ataque se realizaba desde la lejanía.
En esa ocasión, Onay se vio con el brazo de Alessandra rodeando gran parte de su garganta, de forma que el cuchillo terminara de cubrir el resto del cuello. La otra mano sujetaba aquella en la que el príncipe tenía su arma. Ella sonrió y habló al oído de su protegido.
―Acabas de morir por segunda vez.
Su aliento cálido provocó en Onay un cosquilleo en esa zona del cuello. No era la primera vez que se producía esa cercanía entre ellos, pero aquellas circunstancias eran distintas. Todo era
más intenso debido al peligro que corrían. En cualquier momento podrían morir y ya no habría marcha atrás.
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