Hacía mucho que no compartía nada escrito por mí en el sentido literario, ¿verdad? Pues con motivo de mi cumpleaños, que es hoy, he decidido compartir este fragmento de una obra que aún estoy por escribir y que no sé si será incluido en el manuscrito final (seguramente sí porque me encanta cómo ha quedado). Espero que te guste y dejes un comentario con tus impresiones, si deseas conocerlos más y ese tipo de cosas.
Aidan la miró con una sola cosa en mente.
— ¿Por qué me miras así? —preguntó Bleiss tragando saliva.
Era la primera vez que veía a Aidan así, comiéndosela con los ojos. Él se acercó a ella despacio, pensando en cómo atacar de forma que ella no se opusiera a lo que llevaba tiempo deseando. Se había contenido demasiado.
— ¿Debo recordarte que soy tu ángel de la guarda? —Su cuerpo temblaba conforme él avanzaba más y ella retrocedía—. ¡Por lo que más quieras, Aidan! —Las alas blancas se desplegaron por primera vez desde que se conocieron, dándole a entender que lo que él pretendía hacer estaba prohibido para ella.
— ¡No! No tienes por qué recordarlo cada momento, Bleiss. Soy humano y no puedo controlar estas ganas que tengo de besarte. No más —Consiguió llegar hasta ella y acorralarla contra la pared—. Si alguien te pregunta podrás decir que fue cosa mía y que te intentaste resistir, pero no me impidas rozar esos labios que cada día me enloquecen más.
La respiración de ella se volvió entrecortada.
—Aidan, no... No debes... —insistió.
—Sí, Bleiss —dijo él. Tenía la voz ronca y la miraba a los ojos desde la escasa distancia que los separaba. Su mano derecha acarició la mejilla del ángel—. No puedes pedirme que retroceda ahora que estoy tan cerca y que siento tu cuerpo reaccionar ante mi cercanía y mis caricias. —Acercó su nariz hacia el cuello de la chica, aspirando su aroma a rosas frescas—. No puedes pedirme que no me excite con tu aroma. No puedes pedirme que deje de fantasear contigo siempre que me encuentro solo. —Hizo una pausa de unos segundos antes de continuar, escrutándola con la mirada. Sabía que estaba a punto de cometer un pecado, pero fue consciente de eso desde que fantaseó con ella por primera vez—. No puedes hacer como si nada pasara porque sabes perfectamente que sientes lo mismo que yo.
Bleiss abrió la boca para replicar, pero en lugar de eso su cuerpo reaccionó gimiendo para él. Lo que le faltaba.
— ¿Ves? No puedes resistir...
—La tentación —terminó diciendo ella.
Y era cierto, por eso siempre había intentado mantener las distancias con él. Ahora que debía permanecer a su lado para protegerlo le costaba más permanecer al margen.
La mano que acariciaba su mejilla bajó hasta su cuello con lentitud, haciendo que cada una de las zonas que tocaba quedaran arrasadas por el fuego que emanaba de él.
Parecía salido del mismísimo Infierno.
Aidan entonces miró las enormes alas y tuvo la intención de tocarlas solo para saber cómo era su tacto. Pero ella se lo impidió agarrándole de la muñeca.
—No. Eso sí que no te lo permitiré. —Y antes de que él volviera a intentarlo, las ocultó.
—Lo siento —dijo él.
Bleiss soltó la muñeca de Aidan y esperó. No supo si a que sucediera el beso que él anunció que le daría o a que llegara el momento adecuado para apartarse. Pero no tuvo que hacerlo, pues él fue quien dio varios pasos atrás para liberarla de lo que podría haber sido la perdición de ambos. Se giró para darle la espalda antes de decir:
—Siento haberte puesto en este aprieto, pero te deseo. —Volvió a girarse para quedar frente a ella— ¡Te deseo, Bleiss! Y no puedo evitarlo por más que me pese. Porque ante todo no quiero que te castiguen con el infierno o cambiando de persona a la que proteger. ¡Soy el único culpable, joder! —Enredó los dedos en su cabello con desesperación. Estaba luchando contra sí mismo para no besarla y hacerla suya allí mismo—. Soy torpe hasta para que mi corazón elija de quién enamorarse.
Aquello sorprendió a Bleiss. ¿Él enamorado de ella? ¿Cómo podía ser?
—No sabía que tus sentimientos por mí eran tan fuertes.
—He intentado ocultarlo durante todo este tiempo. ¿Crees que no sé que lo nuestro es prohibido?
Volvió a girarse. No podía verla allí, apoyada contra la pared; su fuerza de voluntad no duraría demasiado.
— ¿Y por qué has intentado besarme? —Bleiss esperó a que él respondiera, pero como no lo hizo, añadió—. Mírame, Aidan. —Poco a poco volvieron a estar frente a frente y a unos metros de distancia—. ¿Por qué?
—Tú eres un ángel y estás acostumbrada a ser fiel a tus principios y a resistir la tentación si se te pone delante, pero yo soy Aidan, un humano torpe en tantos sentidos que su puntería para enamorarse ha sido un ángel. Nada más y nada menos. He intentado besarte porque necesito calmar este fuego que arde dentro de mí cada vez que estamos juntos o que pienso en ti. ¿Tan difícil para ti es entenderlo?
—No —Se sorprendió incluso ella al responder—. De hecho... Podría darte la razón en todo, menos en una cosa. Hay una tentación a la que no sabría vencer, y esa tentación eres tú.
Lo había confesado. Aquello que había estado atormentándola durante todo ese tiempo ahora también lo sabía él. Aidan volvió a acercarse a ella pensando en aquella confesión tan inesperada para ambos. Volvió a acariciar su mejilla con delicadeza y rozó con la yema de los dedos aquellos labios que tanto ansiaba probar. El cuerpo del ángel tembló bajo su mano.
—Si vas a besarme, hazlo ya, pero no prolongues más esta tortura —rogó Bleiss.
Aidan lo pensó durante unos segundos. Su experiencia con las mujeres era nula y aunque técnicamente Bleiss era un ángel y no una mujer humana, lucía como una de ellas y eso le cohibía. ¿Y sí metía la pata? Pero, por otro lado, estaba casi seguro de que sería el primer beso que ella recibiría, por lo que no sería cruel con él, aunque lo hiciera mal.
Dejando a un lado sus pensamientos se abalanzó sobre su boca devorándola lentamente. Rodeó con sus brazos a Bleiss y la apretó contra su cuerpo para sentir mejor las sensaciones que provocara en el ángel. Ella se aferró a su nuca con inseguridad al principio, pero con fiereza después. ¿Lo que estaba sintiendo era lo que se había estado perdiendo por ser un ser divino y no poder besar a nadie? Habiéndolo probado ya no quería que Aidan se separara de ella. Su cuerpo temblaba debido a las emociones que atravesaban su cuerpo como puñales y algo en ella empezó a palpitar con fuerza, humedeciéndola por completo. Cuando él se detuvo para mirarla a los ojos, ambos observaron en el otro la chispa de deseo en sus miradas. Bleiss permanecía pegada a su cuerpo ansiando más de lo que acababa de probar.
—¿Qué será de mí ahora?
Era una pregunta retórica.
—¿A qué te refieres? —preguntó él.
—No sé si podré aguantar mucho sin tus besos... Ahora que lo he probado, no creo poder parar.
Ambos estaban seguros de que lo que acababan de hacer los sentenciaría para siempre, pero ninguno de los dos se arrepentía. Ni él de haberla provocado ni ella de haberle dejado.
Puedes leer otros fragmentos en: Extractos de mis novelas.
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2 opiniones
Lo primero es lo primero... ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ROCIO!
ResponderEliminarLa verdad es que el fragmentito me ha encantado. Ya con el gif del principio prometía (tiene algo que *___*) y con el final nos dejas con la miel en los labios, vaya. ¡Quiero leer más!
Ah, por cierto, ¿seguirás con el reto de ICUE?
¡Un besazo!
¡Hola, Dafne! Me alegra que te haya encantado, a mí también me encantó cuando lo escribí *-*. Busqué un gif que me recordara, en gran medida, a Bleiss y al ver ese me dije que no tenía que buscar más. Además, me habría costado hallar lo que quería... En fin, a ver si pronto puedo continuar con su historia como se debe ;D
EliminarSí, espero poder publicar el día 1 de junio el reto de ese mes. ¡Siento el retraso! Pero estos dos meses no he podido organizarlo >.<
Saludos <3
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