21 de marzo de 2016.
Triana, Sevilla.
―Aun así, no
debiste hacerlo. Debiste asegurarte antes de que su amor por ti era
duradero ―susurró Álvaro para que Virginia no pudiera enterarse.
―Y ha durado.
Siete años, para ser exactos. ¿Te parece poco tiempo? ―replicó
María.
Él alzó una
ceja, aunque la chica comprendía perfectamente a lo que él se
refería.
―Duradero para
mí es algo más que siete años. Diez, como mínimo. ¿Qué crees
que ha podido ocurrir para que haya decidido dejarte?
María torció su
sonrisa, como siempre hacía cuando pensaba, y al cabo de unos
segundos respondió:
―Tal vez se haya
cansado de mí, de mi forma de ser y de tener que cuidarme.
―¡No digas eso!
―Álvaro alzó la voz más de la cuenta, pero Virginia no pareció
inmutarse, pues no hizo acto de presencia en el salón― Ni se te
ocurra volver a repetirlo ¿vale? Tú eres una persona increíble y
no te lo digo porque sea tu hermano, sino porque es así. Y tu
enfermedad no debería influir en vuestra relación, no cuando
empezabas a mejorar estando con él. ¡Es que no lo entiendo, joder!
Ella enredó uno
de sus mechones pelirrojos entre sus dedos para intentar relajarse.
Aquel arrebato de su hermano mayor la había alterado un poco, aunque
intentó no demostrarlo demasiado.
―¿Estás bien,
Maroc?
Ella no respondió,
se limitó a mirarle fijamente con los ojos desorbitados. Ejercía
tal presión sobre aquel mechón de cabello que Álvaro pensó que
terminaría por arrancárselo. No obstante, María pareció
reaccionar poco a poco. Inhaló profundamente antes de hablar.
―Sí, ahora sí
―Hizo una pausa antes de volver a hablar―. No sé qué haría sin
ti.
Apareció Virginia
por la puerta que conducía a la cocina con una bandeja donde llevaba
dos vasos de zumo de naranja y un plato con galletas. La depositó
sobre la mesa que había delante de la televisión y de los sofás e
indicó a ambos que se sentaran con ella para continuar con la
conversación. María dudó unos instantes si aceptar o no la oferta
de su madre, pues no deseaba hablar más sobre el tema.
Sin embargo,
accedió ante la mirada tierna de su madre y la sonrisa de su
hermano.
―No te voy a
hacer sentir mal preguntándote una vez más cómo te sientes ante...
―No mencionó más el suceso porque sabía lo que podría provocar
en su hija― Pero quiero que sepas, de nuevo, que nos tienes para lo
que sea, ¿vale?
Por primera vez
desde que conocía a su madre no estaba comportándose como una bola
demoledora, sino que parecía comprender la situación por la que
estaba pasando. Sin embargo, su hermano parecía querer incordiarla
con sus molestas preguntas.
No creía que lo
hiciera a conciencia.
―Y por favor,
Álvaro ―prosiguió Virginia―, no hagas sufrir más a tu hermana
que demasiado ha tenido que aguantar. Ahora lo que tenemos que hacer
es ayudarla para que no recaiga, ¿está claro?
María observó a
ambos incrédula, pero agradecida también.
―Cuando lo
necesite hablaré ―comentó tranquilamente cuando vio que ninguno
de los dos hablaba―, pero por el momento no soy capaz. No me siento
muy bien cada vez que lo hago, ni cuando pienso en lo que ocurrió.
No obstante, solo
había hablado con ella misma desde que su presencia era la única en
la casa donde durante tantos años vivió. Y eso, se dijo, tenía que
cambiar.
***
22
de marzo de 2016. Triana, Sevilla.
Cuando María
despertó al día siguiente no recordaba dónde estaba. Hasta que
reconoció el cuadro que había frente a la cama: su orla de la
universidad.
―¿Qué hago
aquí? ―Fue lo primero que quiso decir, pero solo logró que
saliera de sus labios un hilo de voz que ni ella oyó bien.
Levantó a duras
penas su cuerpo de la cama y se acercó al espejo que había de
cuerpo entero y que, en un pasado que le pareció remoto, siempre le
había encantado observar. Pero cuando se miró en él no le gustó
lo que vio: a una chica cercana a los treinta que tenía el cuerpo
consumido por el abandono. Sus ojos veían la delgadez extrema de una
persona que apenas se cuidaba y que volvía a recurrir a todos sus
demonios.
Aunque tal como
ella se veía no era lo mismo a como era en realidad.
Todo en María era
tristeza y dolor, por eso no era capaz de ver ningún rastro de
felicidad en su rostro, ningún atisbo de chica sana que se encuentra
a la perfección. Y no podía verlo porque se sentía rota por
dentro.
Seguía sin
entender por qué Dan había tirado tantas cosas vividas a la basura.
Tantas cosas preciosas e inolvidables.
Se
restregó la cara con ambas manos y volvió a mirarse en el espejo.
Mostró una sonrisa torcida que afeó su rostro y bajó los hombros
con resignación. Era hora de volver a enfrentarse al mundo. Abrió
la maleta que había al lado del espejo y tomó entre sus manos lo
primero que vio. Acarició con sus dedos la suave tela del vestido de
flores y, tras quitarse el pijama, se vistió y se dirigió a la
cocina para preparar su desayuno. Descubrió que su hermano estaba
desayunando en la sala de estar y que su madre no estaba.
―¿Cómo
amaneciste hoy? ―preguntó Álvaro antes de dar un bocado a su
tostada de mantequilla.
María
buscó en la nevera una de las botellas de leche y algo para su
tostada. Al final terminó eligiendo un envase que contenía
mortadela. No habló hasta que estuvo sentada frente a él en la
mesa, preparada para desayunar.
―He
sobrevivido un día más.
Su
voz denotaba un cansancio que iba más allá de lo físico.
―Lo
dices como si esto fuera un campo de batalla ―murmuró él.
―Para
mí lo es ―María le imitó bajando la voz.
Próximamente... CAPÍTULO 4
8 opiniones
Pobre María, no sé porqué de repente se siente tan mal en su casa si fue ella la que decidió irse. Me ha gustado el papel de la madre, a ver el próximo capítulo qué tal xD
ResponderEliminarDe momento la historia me está gustando mucho, conecto más con María que con Dan, pero, también me gusta su historia y quiero saber por qué dejó a María después de tantos años ^^
Un besito!!
Son bajones que le entran >.<
EliminarSupongo que te sientes mucho más identificada con ella porque, de alguna manera, la conoces mejor que a Dan. Se ha mostrado un poco más, vamos.
Me alegra que te guste, aunque aún queda para que se sepa el motivo *lalala*.
Saludos.
¡Hola! Interesante capítulo. Sé lo que es verse al espejo y verse horrible en algunos días, entiendo muy bien a María xD me gusta como va la historia, aunque me sigue causando mucha curiosidad porqué la dejó owo aunque ya tengo un par de teorías. A ver cómo sigue y si le acierto o no xD
ResponderEliminarBye!
¡Genial! Me alegra ver que ya tienes algunas teorías en mente, seguramente conforme pasen los capítulos te vayas quedando con menos y al final... ¿quién sabe? La cosa puede ir por donde menos lo esperamos jaja.
EliminarMe alegra que te guste, este es de mis favoritos también ^^. Y no te preocupes, cuando llegue el momento de saberlo, llegará. Sin prisas.
Saludos.
Necesito saber que es todo lo que pasa aquí! Me encanto el capítulo, cada vez me dejas más intrigada
ResponderEliminar¡Me alegra saberlo! Esta historia es tan emotiva y tan misteriosa... al menos esta primera parte de la trilogía. ¡Muchas gracias! *-*
EliminarPobre, tiene que agarrar impulso para salir al día, cada mañana...
ResponderEliminar¿Y su búsqueda de respuestas?
Pronto comenzará, aunque tiene esa convicción, necesita un pequeño empujón... ¡Gracias por seguir leyendo! :)
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