¡Muy buenas y feliz domingo! Al final tomé la decisión de publicar este relato hoy para celebrar, de alguna forma, mi cumpleaños con todos vosotros. Es algo extraño que comencé hace tiempo para un concurso de wattpad, pero que finalmente no pude terminar a tiempo y quedó ahí. Debo advertir que no es un relato romántico cualquiera, es más, creo que resalta ciertos comportamientos que no alabo en absoluto y que no deberían ser tomados como ejemplo para realizar en la vida real. Tras esta advertencia, espero que disfrutéis del relato en la medida de lo posible.
Tenía
que prepararme mentalmente para la llegada del día más importante
de mi vida. El día en que consiguiera felicitarla por su
cumpleaños. Y aunque podría narraros mi día a día hasta que
llegara el gran momento, no lo haré. Porque la protagonista de esta
historia es Sam, mi querida Sam.
Cinco
días antes de su cumpleaños la esperé a la salida solo para verla
marchar. A veces la acompañaba a su casa sin que se diera cuenta de
que la seguía. Es una actitud bastante penosa, he de reconocerlo,
pero a veces se convertía en algo necesario cuando lo que quieres es
saber más sobre esa persona. Aquel mediodía no me sentí
acosador, por lo que solo la vi alejarse antes de tomar mi
propio camino.
A
veces me aventuraba a espiarla mientras se encontraba en casa, o
incluso la seguía si la veía salir del edificio. Estaba realmente
obsesionado con Sam, aunque nunca lo admiiría. No
estaba tan loco
como para hacerlo por mi cuenta. No quería que me tomaran por algo
que no era... Pero volvamos al tema que nos atañe: la hermosa Sam.
Solo me faltaba espiarla mientras se encontraba en la ducha, o
cambiándose de ropa. Yo era un caballero que respetaba la intimidad
de las mujeres. ¿Y si me descubría asomado a su ventana mientras
estaba en ropa interior? Jamás me lo perdonaría, ¡y con razón! Mi
Sam nunca permitiría que un chico que no fuese su pareja la mirase
en ropa interior. Por mucho que ese chico le gustara. Ese día en
cuestión, Sam no salió de su casa ni siquiera para ir de compras.
¡Y casi siempre lo hacía! Disfrutaba viéndola contenta cada vez
que salía del centro comercial con unas cuantas bolsas en cada mano.
Pero más disfrutaba viendo cómo estrenaba todo lo que se había
comprado en menos de un mes. La adoraba como si fuera una verdadera
diva, aunque ella no se lo tuviese creído.
Cuatro
días antes de que llegara el gran día ella lucía radiante,
espléndida. Me encandiló solo con verla por el pasillo de camino al
aula que compartíamos. No lo he dicho antes, pero somos del mismo
curso, lo que hacía que todo fuera aún más ridículo.
Oí
que una de sus amigas le decía:
—Sam,
mira ese rarito que te está mirando...
Cuando
ella se giró, sentí que las mejillas me ardían y que apenas podía
respirar sin que se notara que estaba hiperventilando del
nerviosismo. ¡Me estaba mirando! Pero la cosa no se quedó ahí,
pues cuando sonreí ella me devolvió la sonrisa mostrando aquella
hilera de dientes que perfectamente podrían ser de una actriz de
cine. ¡Cómo se cuidaba!
—Dejadle,
chicas, ¿pasa algo si lo hace? Yo creo que es adorable.
Y
seguía mirándome mientras decía aquella frase. ¿Podría ser el
comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas? Yo seguí sonriendo
mientras una sensación extraña me embargaba. Los compañeros fueron
llegando y nuestras miradas dejaron de estar conectadas. ¡Maldita
condena!
Durante
todo el día me sentí alegre. ¡Sam me había mirado! Y lo mejor de
todo, ¡pensaba que era adorable! Estaba eufórico, debía aprovechar
ese momento para culminar mi obra. Sin embargo, el pesimismo se
apoderó de mí al pensar en la posibilidad de que al día siguiente
ni se acordara de mi cara.
Y
con ese temor fui al instituto al día siguiente, el tercer día
justo antes de que fuera su cumpleaños. A pesar del miedo que se
había apoderado de mí, me sentía nervioso. ¿Y si me había
equivocado con mis suposiciones? ¿Y si me veía y me sonreía? Abrí
la puerta del edificio mientras silbaba una de mis canciones
favoritas. A medida que me iba acercando a mi aula, me iba dando
cuenta de que atraía las miradas de todos. Pero Sam no se encontraba
allí, ni siquiera estaba con sus amigas en clase. Aquel no sería un
buen día para que ella faltara o hiciera novillos... ¡Necesitaba
saber si se acordaba de mí! Mi obsesión cada vez parecía ir en
aumento, pero siempre intentaba controlar mis nervios respecto al
tema
Sam.
—Hola,
chico adorable.
Me
giré lentamente como si no quisiera darme cuenta de que solo se
trataba de un espejismo de mi mente. Pero no, Sam se encontraba allí
con esa misma sonrisa que el día anterior me encandiló.
—Me
llamo David —dije rápidamente mientras intentaba levantarme sin
ocasionar ningún destrozo en el intento.
—¿Puedo
llamarte Dave?
¿Cómo
iba a negarme a que lo hiciera si así lo deseaba? Asentí,
sintiéndome un tonto por tenerla tan cerca y no poder hacer otra
cosa que mirarla. ¡Pero la respetaba tanto! Y ahora que había
conseguido su atención no quería, por nada en el mundo, que me
considerara un atrevido. Yo
no era así.
Tragué saliva y me quedé observando aquellos ojos azules que
escudriñaban mi mirada.
—¿Sueles
hacer esto a menudo cuando conoces a gente nueva? Yo tenía entendido
que en las presentaciones las personas se dan la mano o dos besos
como símbolo de cortesía.
—Pero
yo no me he presentado —replicó ella, y con toda la razón del
mundo.
Sin
embargo, yo la conocía desde hacía tanto tiempo que no lo consideré
algo necesario.
—Ya
sé que te llamas Sam, llevo contigo desde primaria y siempre hemos
coincidido en la misma clase. Así que podría decirse que ya te
conocía, pero tú a mí no...
Sam
quedó sorprendida ante aquel intento de explicación que escapó a
través de mis labios.
—Vaya,
no tenía ni idea... —Durante un rato pareció quedar pensativa,
pues su mirada se encontraba perdida en algún punto fijo de mi
rostro— Encantada, Dave —Sonrió una vez que volvió a hablar y
me dio dos besos, uno para cada mejilla. Juro
que sentí que mis mejillas ardían ante su contacto.
—El
placer es mío, Sam.
No
supe cómo reaccionar a continuación, si coger su mano y besarla
delicadamente como si de una princesa se tratara, o si dejar que mis
nervios me jugaran una mala pasada y ella comprobara que ni siquiera
tenía temas de conversación que ofrecer. Me decanté por cometer
una locura.
—Sam,
dentro de dos días es tu cumpleaños y me preguntaba si tenías algo
que hacer...
Su
mirada se vio ensombrecida de pronto y sus labios deshicieron aquella
hermosa sonrisa. Aquello no me gustó en absoluto.
—Depende
del horario, pero no te preocupes, ese día celebraré mi cumpleaños
solo con mi familia y será algo sencillo, una comida o una merienda.
«Perfecto».
—Sam,
sé que es una locura lo que te voy a proponer, pero ¿te apetecería
venir ese día a cenar conmigo?
En
un primer momento se mostró reacia a aceptar. Seguramente pensara
que me había vuelto loco, pues aunque yo la conociera casi desde
siempre, ella solo llevaba unos minutos sabiendo mi nombre.
—¡Vale!
No pierdo nada con ir.
Me
sorprendió tanto su respuesta que no pude evitar lanzarme sobre ella
para abrazarla. Pero me separé pronto temiendo haber cometido un
error con aquel gesto. Debía andar con pies de plomo si quería que
la cita
siguiera en pie.
—Lo
siento, Sam...
Revolví
mi cabello ondulado con cierto nerviosismo. ¿Es que acaso no podría
continuar con aquella conversación sin que intervinieran en ninguna
de mis acciones?
Demasiado
tarde. Los compañeros fueron llegando, lo que indicaba que la clase
estaba por comenzar.
—¿Te
importa si me siento contigo?
¿Podía
haber algo más reconfortante que oír esa pregunta de sus propios
labios?
—¡Claro
que no! El sitio está libre.
Casi
podía decirse que ese sitio siempre había esperado por ella. Me
senté de nuevo en mi silla y sin perderla de vista ni un segundo,
observé cómo se sentaba. Su elegancia y su delicadeza a la hora de
moverse eran innatas, un don que Dios le había regalado al nacer. Mi
corazón no podía dejar de latir desbocado, como si en cualquier
momento fuera a salirse de mi pecho para ir en busca del de Sam. Y
cuando pensaba que todo iría bien conforme fuera avanzando la hora
de clases, ella me sorprendió con algunos gestos que jamás hubiese
esperado que fueran dirigidos a mí. Sin embargo, al encontrarnos en
una de las mesas que se encontraban en medio de todo el aula, no
podía demostrar ningún ápice de emoción que nos delatara. Sam
sabía ser discreta y por nada en el mundo quería que se dieran
cuenta de que algo extraño
sucedía entre nosotros. Pero solo eran juegos entre dos adolescentes
a los que no les importaba haberse conocido oficialmente hacía
escasos minutos.
Pero
entonces una duda me asaltó.
—Oye,
Sam —susurré para que solo ella me oyera— ¿por qué ayer no te
acercaste para hacer lo que has hecho hoy?
—Pensé
que si lo hacía, creerías que sería algún juego entre mis amigas
y yo. A veces pueden llegar a ser muy crueles si se lo proponen...
—¿Por
qué son tus amigas entonces? No creo que tú lo seas...
—Y
no lo soy.
Por
desgracia, no pudimos seguir manteniendo nuestra conversación. El
profesor nos lanzó una mirada fulminante, al parecer se había dado
cuenta de que estábamos hablando en voz baja.
···
El
día de su cumpleaños me pasé todo el día con los últimos
preparativos, por eso, cuando la fui a buscar al parque donde
habíamos quedado, estaba emocionado. Al verla tan hermosa me sentí
afortunado de haber conseguido su compañía aquella noche. Caminamos
hasta el muelle sin ninguna prisa mientras ella me ponía al tanto de
algunas cosas que yo descubrí que no sabía, y yo la puse a ella al
tanto de mi vida debido a su curiosidad. No podía entender por qué
ahora, por qué esa insistencia por conocerme mejor.
—Sam,
yo prefiero que me cuentes más sobre ti.
—Está
bien, Dave. Hace dos años comencé a salir con un chico que creí
que me quería. Yo a él le amaba, o pensé que le amaba... Y fue por
eso que decidí entregarle lo más valioso que tenía. ¿Qué hizo
él? Me lo arrebató sin miramientos y después si
te he visto no me acuerdo.
Desde ese preciso instante en que no supe nada de él me sentí
completamente traicionada por alguien que ni siquiera se merecía mi
amor. No me arrepiento de haberme fijado en él porque gracias a lo
que ocurrió no volví, ni volveré, a caer en un error parecido.
Su
mirada fue distante, como si se hubiera trasladado a aquella época
que tan lejana me parecía. Solo habían pasado dos años desde
entonces. Lo peor de todo fue no haber conocido antes ese detalle,
pues de haber sido así hubiera podido romperle la cara a ese imbécil
por hacerle daño a mi
Sam. Cuando sus ojos volvieron a mirarme la abracé.
—Te
prometo que no te volverá a pasar, yo estaré aquí para protegerte.
El
suspiro de Sam pareció atravesar mi cuerpo.
—Gracias.
—Bueno,
bueno —dije separándome de ella—. ¡Nada de tristezas! Hoy es tu
cumpleaños, ¿no? —Ella asintió— ¡Pues a celebrarlo se ha
dicho! Vamos...
La
arrastré hacia el muelle en cuanto mi mano tocó la suya para llegar
cuanto antes. Su risa era perfecta a su manera, y la forma en la que
su cabello ondeaba al viento me parecía única. Cuando llegamos, nos
detuvimos y ambos nos miramos de frente.
—No
te he dicho antes lo preciosa que estás con ese vestido. No sabía
que supieras correr con tacones.
Me
golpeó el hombro cuando pronuncié la última frase.
—Gracias
por lo del vestido. No sabía si te gustaría, como apenas te
conozco...
—¡Cierra
los ojos! —la interrumpí, recordando que todo lo que tenía
preparado para ella era una sorpresa. Y para asegurarme de que no
podía ver nada posé mis manos sobre sus ojos. La oí suspirar, lo
que me provocó un escalofrío en la espina dorsal. La conduje hacia
un lugar apartado de la playa, pero cercano al muelle. Había una
mesa redonda con dos sillas playeras y dos velas decoraban el centro
de la mesa. Al lado, una bandeja móvil donde se encontraba la comida
bien tapada para que no la invadieran los bichos. Dos platos con sus
respectivos cubiertos, además de unas copas y una botella de
refresco que había sobre la mesa. Sobre unos postes había colgado
serpentinas y flores— ¡Sorpresa! —Separé mis manos de sus ojos.
Ella
los abrió y se llevó las manos a su boca entreabierta. ¡Se veía
tan hermosa así!
—Pero
esto... esto es... lo más bonito que han hecho por mí... ¡Gracias!
Esa
vez, fue ella la que me abrazó lanzándose sobre mí con tanta
fuerza que caímos ambos sobre la arena. Nuestros
rostros quedaron a escasa distancia y su mirada gritaba porque uniera
mis labios a los suyos. Pero ¿sería correcto? ¡Apenas me conocía!
Y, aunque me doliera reconocerlo, apenas la conocía también. Porque
por muchos años que hubiera estado con ella y por mucho que la
hubiera observado, había aspectos de su vida que desconocía por
completo. Como lo que ella misma me había contado anteriormente.
Acaricié
su mejilla con mis ojos puestos sobre los de ella. Parecían estar
unidos mediante un hilo invisible que nos obligaba a mirarnos, como
si nada más que nosotros dos existiera. Tuve ganas de besarla y,
aunque al principio me negué a seguir mis instintos, acabé
haciéndolo. Pero antes la felicité como siempre había querido
hacer:
—Feliz
cumpleaños, Sam.
Y
atraje su cabeza hacia mí. Sus suaves labios parecieron recibirme de
manera adecuada, como si Sam llevara tiempo esperando ese momento.
Como yo. Mi corazón latió desenfrenado mientras intentaba aumentar
la intensidad del beso, pero algo no iba bien. Lo presentía. Por eso
me alejé con la disculpa reflejada en mis ojos.
—Lo
siento, Sam...
Aparté
su cuerpo hacia un lado y me levanté de la arena. ¿Y si se
arrepentía de haber depositado en mí parte de su confianza?
Prefería no saber la respuesta y, por eso, me marché sin decir
nada. Sin darle tiempo a reaccionar como creía que lo haría.
Me
fui para no volver más.
¿Qué os ha parecido?
Ha sido espectacular porque, gracias a este final, se me ha ocurrido otra idea que estoy deseando desarrollar y que espero que a vosotros, cuando llegue el momento, os guste.
Por cierto, este relato tiene segunda parte, pero tardará en llegar. ¡Espero no haceros esperar mucho!
8 opiniones
No entiendo por qué se marcha... jooo!!
ResponderEliminarY... FELIZ CUMPLEAÑOS, RO!!
El relato me ha encantado, como siempre, la forma en la que David describe a Sam es muy buena, como lo de sentarse en la silla. Son detalles que quedarían raros si fuésemos nosotros quienes lo dijéramos, pero poniendolo en boca de otro personaje enamorado de nuestra prota, todos esos detalles cobran sentido. No sé si me explico jajaja :)
Quizá... No estoy muy segura jajaja. La verdad es que me introduje bien en su personaje para poder hacer esas descripciones (pues desde el principio supe que sería bastante difícil narrarla por las ideas que tenía).
EliminarEn realidad, ese final fue determinante para pensar en la segunda parte, que llegará seguramente después del verano jajaja.
Muchas gracias por pasarte y por la felicitación *-*
¡Saludos! <3
¡Nooooo! Ese final, estuvo buenísimo. Me encantó, no me lo esperaba.
ResponderEliminarAy, no te disculpes por las conductas de tus personajes. Yo disfruto mucho leyendo y escribiendo cosas así, y en persona soy más inofensiva que una oveja.
Este cuento ha estado muy bueno, espero la segunda parte. Y ella me da cosita, no sé, eso de las amigas crueles... Ay, hizo bien en huir. O no. No sé. Espero leer más :D
Espero que hayas pasado un muy feliz cumpleaños ♥
¡Saludos!
No me disculpo, solo advierto para que no tomen ciertas actitudes para hacerlas en la vida real ;)
EliminarMe alegra que te haya gustado. Parece que a todos los que han leído no les parece de fiar Sam. Supongo que en la "segunda parte", que será narrada por ella, la conoceremos un poco mejor xD
Sí, lo pasé genial. ¡Gracias! <3
¡Oh my goodnees! Que tierno y que triste... ¡Si quiero la segunda parte! Seguro que me gustará mucho.
ResponderEliminar¡Feliz cumpelaños! Espero que lo hayas pasado chachi.
¡Saludos!
Seguramente lo traiga en septiembre si todo va bien, todo depende de lo que haga este verano jeje. Me alegra que te haya gustado *-*
EliminarSaludos y gracias <3
Tuve el agrado de leerla en Wattpad, y me gustó mucho, sobre todo, lo obsesionados que son ambos a mi parecer. Tanto que Dave iba a irle de frente para decirle el feliz cumpleaños, y terminó espantado y yéndose de la cena cuando la besó.
ResponderEliminarEspero leer la segunda parte, y poder conocer más a Sam, que creo que es la peor de los dos jaja.
Un beso, :3
Jajajaja ¿verdad? Yo también lo creo, a ver cómo se da la cosa... Muchas gracias por pasarte, guapa. Mucha suerte con tu nuevo recorrido por el mundo blogger ^^
EliminarSaludos.
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